jueves, 22 de abril de 2021

No satanicemos la esquizofrenia*

Durante mucho tiempo la esquizofrenia ha sido asociada a síntomas de posesión, en que un ser demoníaco se apoderaba de la mente humana atormentándola y obligándola a realizar actos que en estado normal no realizaría. En la antigüedad se trataba de curar al enfermo con exorcismos y otros procedimientos que lo llevaban incluso a la muerte. A lo largo de la historia la enfermedad ha sido tratada a base de sangrías, encierros de por vida, electrochoques y otros tratamientos que no ofrecen curación real, pero mantiene a los enfermos a raya, lejos de los demás elementos de la sociedad. En la actualidad algunas de estas creencias y prácticas se mantienen.

La esquizofrenia es conocida como una enfermedad incapacitante, en la que la realidad se distorsiona, razón por la cual muchos de los que la padecen desconfían de sus propias percepciones, sensaciones y pensamientos. El enfermo alucina, posee delirios (de grandeza, de control, de persecución, de retiro del pensamiento), trastorno de pensamiento y conducta extraña.

Ante todo debemos tener claro que es la esquizofrenia para poder comprenderla en todos sus aspectos; la palabra esquizofrenia proviene del griego schizo (“división”“escisión”) y phrenos (“mente”), de lo cual se podría determinar que es una mente partida en dos, una que se encuentra con la realidad y otra  encerrada en productos de la imaginación que pueden interactuar de forma simultánea. El termino esquizofrenia se refiere a un grupo de enfermedades de alteración de la personalidad y de la realidad. Por lo general la enfermedad hace su aparición en el ciclo final de la adolescencia y en la edad adulta, aunque existen casos de niños diagnosticados.

A pesar de que la enfermedad en algunos casos lleva a la pérdida absoluta de percepción de la realidad, lo que hace que el enfermo manifieste conductas agresivas, destructivas y autodestructivas, que ponen en peligro a los demás elementos de la sociedad, el principal enemigo de un esquizofrénico es él mismo.

Sin embargo, en algunos casos la existencia de la enfermedad va asociada a la genialidad, la neurociencia sigue investigando si existe o no una relación directa. El listado de personajes famosos asociados con esta enfermedad es bastante amplio, de los cuales vale resaltar algunos nombres: Vincent Van Gogh, Salvador Dalí, Virginia Woolf, Sylvia Plath, Antonin Artaud, Robert Shuman, Syd Barret, inclusive la legendaria Juana de Arco quien se autoproclamaba enviada de Dios para expulsar a los ingleses de tierras francesas y sobre quien se hiciera una película en 1999, dirigida por el francés Luc Besson y protagonizada por la ucraniana Milla Jovovich; en ella se muestra claramente los delirios de grandeza y las alucinaciones que padecía Juana y que la llevaron a terminar en la hoguera quemada por los cargos de herejía y hechicería.

Este no es un caso excepcional en el cine, la esquizofrenia ha sido un tema recurrente debido a las múltiples miradas que sobre el tema se pueden encontrar, desde documentales, ficciones y biografías. Entre ellas encontramos títulos como: "El Gabinete del Dr. Caligari", de R. Wiene (1919). "Birdy", de A. Parker (1984). "Nido de víboras", de A. Litwak (1948). "El loco del pelo rojo - Van Gogh", de V. Minnelli (1956). "Hombre mirando al sudeste", de E. Subiela (1986). Cuatro películas con el mismo nombre "Esquizofrenia" P. Walker (1976), L. Elikann (1995), S. Rumley (2006), y S. Mcconville (2009).

Una mente brillante de Ed Harris (2001), es un filme estadounidense basado en una historia real, en el que Russell Crowe protagonista de películas como "Gladiador", "Cinderella man", "Robín Hood", entre otras, representa el papel de Jhon Nash, premio nobel de economía en 1994, premio otorgado por su "teoría de juegos" aplicada no solo a la economía sino también a áreas como la botánica, la sociología, la psicología y la filosofía.

La historia narra la vida de Jhon Nash desde el momento en que entra en la universidad de Princeton hasta el momento en que recibe el premio nobel; es una mirada humana, reflexiva y de alguna manera sensibilizadora frente a la situación y el padecimiento de la enfermedad; la incapacidad de Nash de llevar una vida común y corriente, de socializar de manera efectiva con otros, el desconocimiento de la realidad y la confusión que ello trae consigo, son algunos de los elementos tratados.

La esquizofrenia, una enfermedad satanizada a lo largo del tiempo no fue impedimento para Jhon Nash de auto realizarse, aunque a veces la realidad fuera un obstáculo.


*Texto publicado en la revista Alucine. Boyacá (Colombia). Enero de 2015

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