Durante mucho tiempo
la esquizofrenia ha sido asociada a síntomas de posesión, en que un ser
demoníaco se apoderaba de la mente humana atormentándola y obligándola a
realizar actos que en estado normal no realizaría. En la antigüedad se trataba
de curar al enfermo con exorcismos y otros procedimientos que lo llevaban
incluso a la muerte. A lo largo de la historia la enfermedad ha sido tratada a
base de sangrías, encierros de por vida, electrochoques y otros tratamientos
que no ofrecen curación real, pero mantiene a los enfermos a raya, lejos de los
demás elementos de la sociedad. En la actualidad algunas de estas creencias y
prácticas se mantienen.
La esquizofrenia es conocida como una enfermedad
incapacitante, en la que la realidad se distorsiona, razón por la cual muchos
de los que la padecen desconfían de sus propias percepciones, sensaciones y
pensamientos. El enfermo alucina, posee delirios (de grandeza, de control, de
persecución, de retiro del pensamiento), trastorno de pensamiento y conducta
extraña.
Ante todo debemos tener claro que es la esquizofrenia
para poder comprenderla en todos sus aspectos; la palabra esquizofrenia
proviene del griego schizo (“división”, “escisión”)
y phrenos (“mente”), de lo cual se podría determinar
que es una mente partida en dos, una que se encuentra con la realidad y
otra encerrada en productos de la imaginación que pueden interactuar
de forma simultánea. El termino esquizofrenia se refiere a un grupo de
enfermedades de alteración de la personalidad y de la realidad. Por lo general
la enfermedad hace su aparición en el ciclo final de la adolescencia y en la
edad adulta, aunque existen casos de niños diagnosticados.
A pesar de que la enfermedad en algunos casos lleva a
la pérdida absoluta de percepción de la realidad, lo que hace que el enfermo
manifieste conductas agresivas, destructivas y autodestructivas, que ponen en
peligro a los demás elementos de la sociedad, el principal enemigo de un
esquizofrénico es él mismo.
Sin embargo, en algunos casos la existencia de la
enfermedad va asociada a la genialidad, la neurociencia sigue investigando si
existe o no una relación directa. El listado de personajes famosos asociados
con esta enfermedad es bastante amplio, de los cuales vale resaltar algunos
nombres: Vincent Van Gogh, Salvador Dalí, Virginia Woolf, Sylvia Plath, Antonin
Artaud, Robert Shuman, Syd Barret, inclusive la legendaria Juana de Arco quien
se autoproclamaba enviada de Dios para expulsar a los ingleses de tierras
francesas y sobre quien se hiciera una película en 1999, dirigida por el
francés Luc Besson y protagonizada por la ucraniana Milla Jovovich; en ella se
muestra claramente los delirios de grandeza y las alucinaciones que padecía
Juana y que la llevaron a terminar en la hoguera quemada por los cargos de
herejía y hechicería.
Este no es un caso excepcional en el cine, la
esquizofrenia ha sido un tema recurrente debido a las múltiples miradas que
sobre el tema se pueden encontrar, desde documentales, ficciones y biografías.
Entre ellas encontramos títulos como: "El Gabinete del Dr.
Caligari", de R. Wiene (1919). "Birdy",
de A. Parker (1984). "Nido de víboras",
de A. Litwak (1948). "El loco del pelo rojo - Van Gogh",
de V. Minnelli (1956). "Hombre mirando al sudeste",
de E. Subiela (1986). Cuatro películas con el mismo nombre "Esquizofrenia"
P. Walker (1976), L. Elikann (1995), S. Rumley (2006), y S. Mcconville (2009).
Una mente brillante de Ed Harris (2001), es un
filme estadounidense basado en una historia real, en el que Russell Crowe
protagonista de películas como "Gladiador", "Cinderella
man", "Robín Hood", entre otras, representa el papel de
Jhon Nash, premio nobel de economía en 1994, premio otorgado por su
"teoría de juegos" aplicada no solo a la economía sino también a
áreas como la botánica, la sociología, la psicología y la filosofía.
La historia narra la vida de Jhon Nash desde el momento
en que entra en la universidad de Princeton hasta el momento en que recibe el
premio nobel; es una mirada humana, reflexiva y de alguna manera
sensibilizadora frente a la situación y el padecimiento de la enfermedad; la
incapacidad de Nash de llevar una vida común y corriente, de socializar de
manera efectiva con otros, el desconocimiento de la realidad y la confusión que
ello trae consigo, son algunos de los elementos tratados.
La esquizofrenia, una enfermedad satanizada a lo largo
del tiempo no fue impedimento para Jhon Nash de auto realizarse, aunque a veces
la realidad fuera un obstáculo.
*Texto publicado en la revista Alucine. Boyacá (Colombia). Enero de 2015
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