jueves, 16 de septiembre de 2021

A PESAR DE LA ESTUPIDEZ LA VIDA ES BELLA*

El siglo XX fue una gran muestra de fanatismo, destrucción y miseria que aún persiste. En la pantalla gigante hemos podido ver, no sin impresionarnos, la conjunción de elementos que demuestran el grado de estupidez del ser humano, aunque esta palabra sea rara vez utilizada, como lo hace notar Paul Tabori en su libro "Historia de la estupidez humana". Sin embargo, es necesario rescatarla aquí ya que como concepto es la única palabra que encaja a la perfección. En 1947 Albert Camus publica su obra "La peste" y en ella escribe: "Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: esto no puede durar, es demasiado estúpido. Y sin duda una guerra es demasiado estúpida, pero eso no impide que dure."

La máquina de sueños creada por los hermanos Lumiere, ha sido usada también como herramienta para crear pesadillas. Durante las dos guerras mundiales y la guerra fría, los distintos bandos hicieron uso de la imagen proyectada de diferentes formas, sirvió para ensalzar las causas nacionalistas, para aumentar las brechas interraciales y racistas, para intentar destrozar la moral del bando contrario, para generar sueños de gloria, para promocionar la participación de jóvenes en los conflictos, entre otros.

El cine de guerra es un referente cultural importante (la guerra ha inspirado un sinfín de películas), pues refleja diferentes aspectos de tipo histórico, social y político, que permite una reflexión de los sucesos que han afectado a la especie, como una forma de recordar, de contarnos como somos y de los peligros que, por la ambición de poder y de riqueza de unos pocos, llevan a pueblos enteros a sucumbir en la miseria y el caos. Por otro lado, el cine de guerra nos ha dado la posibilidad de ser otros, de vivir otras vidas (una función casi irrefutable del cine), de experimentar la cruda realidad de pueblos distantes en tiempo y espacio, pero sobre todo nos ha permitido soñar que somos héroes.

En Armas al hombro (Shoulder Arms), película estrenada en octubre de 1918, Charles Chaplin nos sitúa en la primera guerra mundial, la cual para la fecha no había terminado. Es una película donde queda de manifiesto lo ridículo de los ejércitos y la guerra como tal, con el humor que lo caracterizó. En la película Chaplin representa a un soldado que logra convertirse en héroe militar después de múltiples sucesos, entre los que se pueden contar su infiltración en las líneas enemigas disfrazado de árbol, para darse cuenta al final que todo fue un sueño y que nunca salió del campo de entrenamiento.

En 1930 aparece la película Sin novedad en el frente del director Lewis Milestone, ganadora de dos premios Oscar, adaptación impecable de la Novela de Erich María Remarque; en ella se muestra como toda una generación de jóvenes europeos, que al igual que todos los jóvenes tenían sueños e ilusiones, se ven abocados a ir a la guerra, impulsados por el espíritu nacionalista o del deber, el deber con la patria, el deber con la familia y el deber de ser héroes, un deber en parte impuesto y en parte soñado, un deber que a muchos sólo les dejó tres metros bajo tierra producto de la metralla enemiga, o de los gases y las explosiones, un deber que les cercenó las piernas y los brazos, un deber que les mutiló los sueños y las ganas de vivir. Toda una generación destruida. El protagonista, Paul Baumer, interpretado por Lew Ayres, refleja toda la desilusión, toda la inocencia arrebatada y sobre todo lo estúpido que son las guerras, demuestra que la brecha entre el heroísmo y la estupidez es muy delgado y depende del bando ganador, aunque al final ninguno lo sea.

El listado de películas sobre la guerra es bastante extenso, las hay de corte histórico, con enfoque social, con interés documental, predominantemente políticas, de ficción y futuristas. Sin embargo, cada vez que se habla sobre la guerra es necesario destacar dos películas, consideradas obras maestras del cine, enmarcadas en la segunda guerra mundial: El pianista (2002) de Roman Polanski, que es un canto a la dignidad humana y La lista de Schindler (1993) de Steven Spielberg, que cuenta la vida de un empresario alemán que salvo la vida de más de mil judíos polacos.

Una lágrima resbala por mi mejilla, al fondo suena la barcarola de los cuentos de Hoffman (del compositor Jackes Offenbach), una niebla espesa cubre el campo de concentración, mi héroe de película favorito, Guido (interpretado por Roberto Benigni), lleva a su hijo en sus brazos. En la siguiente escena el ruido de las ametralladoras retumba por todo el campo, el juego está llegando a su final le dice Guido a su hijo Guiosué (Giorgio Cantarini) anunciándole que son los ganadores de un tanque de guerra. La vida es bella película del año 1997 y dirigida por Roberto Benigni, es la historia de un judío Italiano alegre y vivaz, que es llevado a un campo de concentración nazi junto con su hijo, su tío y su esposa. A pesar del horror y la desventura que los rodea, Guido se las ingenia para hacerle parecer a su hijo que no se trata más que de un juego, manteniendo una sonrisa en sus labios, ocultándole la brutalidad de la guerra, demostrando que a pesar de la estupidez la vida es bella.


*Artículo publicado en la Revista Alucine. Boyacá (Colombia). Julio de 2017.


EL LOCO SIN OREJA*


En el cine encontramos varias referencias a la pintura, a los grandes pintores y a las más importantes obras. Sin embargo, podemos referirnos al cine como una obra pictórica, el director es en ultimas un retratista de espacios, de imágenes y personajes posibles desde su propia visión del mundo. El cine es una pintura en movimiento, de eso se dio cuenta, el también pintor, Akira Kurosawa en su película "SUEÑOS" (1990), en la que las imágenes plásticas juegan un papel muy importante en su desarrollo. En esta película, hay una parte dedicada al personaje principal de este artículo, Vincent Van Gogh.

La vida de Van Gogh es apasionante tanto como su obra. Un pintor entregado a su trabajo, en el cual no se conformó con las formas sencillas sino que intentó revelar lo que a simple vista se escapa al ojo humano, consiguiéndolo de forma admirable. Muchos de sus cuadros reflejan el dolor de las gentes trabajadoras, del hombre normal que intenta sobrevivir, pero además reflejan la esperanza. Sus cuadros muestran, también, el movimiento de las cosas que parecen quietas y la quietud de lo movible.

En "SUEÑOS", durante una exposición, un estudiante de arte se sumerge en los cuadros de Van Gogh, en la búsqueda del pintor, haciendo un recorrido en parte de la obra, enfocándose principalmente  en "Campo de grano con cuervos", una de las últimas pinturas que realizó, y que era además un vaticinio de su muerte.

En "VINCENT Y THEO" (1990), (una miniserie española que duro cuatro horas y cuya versión para el cine dura 134 minutos), Robert Altman, nos presenta en las primeras escenas cómo el arte de Van Gogh ha adquirido valores astronómicos en la actualidad, encontrándose muchos de sus cuadros entre los cien más costosos del mundo; esta presentación va contrastada con el estado de miseria en que vivió y que sólo fue mitigado, en parte,  por la colaboración económica que durante muchos años le prestó su hermano Theo con quien mantuvo una relación muy estrecha. Dicha relación está expresada en las numerosas cartas que Vincent le envió desde los diferentes lugares en que habitó, y que de cierta manera, han permitido reconstruir la vida del pintor y reconocer cuales obras son realmente de él. En esta correspondencia Vincent hablaba de sus pinturas, de la técnica empleada y de sus proyectos, pero también expresaba sus sentimientos y su forma de comprender el mundo.

Theo era un vendedor de arte, administraba una galería en la cual intentó vender los cuadros de Vincent, con pésimos resultados. La única obra que el pintor logró vender en vida fue "El viñedo rojo", la cual muestra a un grupo de trabajadores una tarde de otoño en el proceso de recolección de la fruta para hacer el vino; en la obra se puede destacar el manejo de la luz, elemento que para Van Gogh era indispensable en el momento de pintar; además, representa el trabajo fuerte, elemento que se puede destacar teniendo en cuenta que los trazos de los vendimiadores son más oscuros que los del resto de la composición.

Uno de los momentos de la vida de Van Gogh que ha despertado gran controversia entre sus biógrafos es en el cual se cortó la oreja izquierda. Hay quienes aseguran que sólo fue una parte, otros que se la cortó completamente; algunos dicen que se la dio (como un objeto muy preciado) a una prostituta de la que estaba enamorado,  otros que se la dio a Paul Gaugin, pintor con el que convivió una corta temporada en Arles (sur de Francia), como un gesto de que la amistad que tenían era más importante que  su propio cuerpo, y que este suceso ocurrió en medio de una riña entre los dos pintores; incluso, hay quienes afirman que fue el mismo Gaugin quien se la cortó.

Sobre Vincent Van Gogh se ha realizado una gran filmografía, desde cortometrajes, documentales y largometrajes. Sin embargo, cabe destacar una película en particular, "EL LOCO DEL PELO ROJO" (1956), dirigida por Vicente Minnelli, basada en una novela de Irving  Stone, escritor norteamericano de novelas biográficas.

"EL LOCO DEL PELO ROJO" presenta a Van Gogh desde su lado más humano, un hombre cuyas pasiones llevaba al límite, comprometido con sus proyectos y con la humanidad, la misma que intentó reflejar en sus cuadros; muestra la relación con su hermano, con otros pintores de la época (principalmente con Gaugin), con las mujeres que pasaron por su vida y con su obra; por otro lado, refleja la carga psicológica, su enfermedad, los tormentos padecidos por su forma de ver el mundo, un mundo que hoy lo reconoce como un gran artista, pero que siempre le dio la espalda, lo tildó de loco, lo apartó y lo llevó irremediablemente al suicidio.


Artículo publicado en la Revista Alucine. Boyacá (Colombia). Octubre de 2015.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Nacido en la censura*

 

El arte ha sido siempre un elemento cultural por medio del cual se representan las características de una época, es decir, es una manifestación que refleja los sentimientos y la forma de pensar de un periodo histórico; en él se ven representados tanto los elementos positivos como el inconformismo. La música, la pintura, la literatura y otras manifestaciones artísticas, incluido el cine, han intentado reflejar la forma de pensar en un momento determinado y a su manera cada una de ellas, (sin que sea su fin primordial), ha expuesto problemas sociales y políticos.

La censura en el arte, es la prohibición sistemática a una obra o a un autor, ya sea por motivos religiosos, morales o ideológicos. Tiene como finalidad evitar que dicha obra llegue a manos de la opinión pública, pues su contenido puede ser peligroso para unos intereses particulares o bien porque dicha obra puede resultar nociva para la sociedad. Vale resaltar que la censura en el arte se ha generado en todas las épocas y sistemas de gobierno.

En 1932 nace en la U.R.S.S. Andréi Tarkovski, considerado uno de los más grandes directores en la historia del cine ruso y del mundo. Su vida estuvo marcada por la censura. El aparato estatal de la Unión Soviética fue un estamento completamente represivo en asuntos de arte. Si bien es cierto que durante el periodo de duración de la misma se masifico la producción y creación artística, ésta debía enfocarse en presentar las bondades del sistema socialista y del partido comunista.

Andrei Tarkovski en sus obras intenta reflejar el sentido de la existencia, capturar en el lente aquello que es esencialmente humano. Por otro lado, expresa esa búsqueda espiritual, la cual está presente en cada acto del ser humano, encontrar lo vivo que hay en la muerte y viceversa, teniendo en cuenta que son dos conceptos inseparables en la idea de infinitud del mundo. El director de películas como: La infancia de Iván (1962), El espejo (1972), Solaris (1975), Stálker (1979), entre otras; vivió la censura constantemente, a pesar del éxito que representaron las mismas.

Desde sus primeras películas, el interés espiritual y estético de Andréi Tarkovski, lo pusieron en la mira de las autoridades soviéticas, quienes no comprendían la necesidad del director de producir con completa libertad sus obras, alejado de los lineamientos que el estado imponía a la producción artística. Una de las películas que mayor persecución tuvo por parte del estado fue Andréi Rublev, del año 1966, y que es una aproximación a la vida del monje y pintor del mismo nombre, uno de los más grandes pintores rusos del siglo XV, famoso por su obra de orden religioso y cuya obra más reconocida es tal vez "La trinidad", en la que refleja padre, hijo y espíritu santo como un solo ente: tres figuras humanas que tienen el mismo rostro, reunidas alrededor de una mesa que hace las veces de altar.

En Andréi Rublev, Tarkovski intenta revelar la compenetración de la vida del pintor con su obra haciendo uso de los cuadros y algunas cartas escritas por Rublev, debido a la poca información que existe sobre él, de quien se dice además que vivió en parte la censura de su propia comunidad religiosa en relación con algunos de sus cuadros, los cuales no pudieron ser vistos sino siglos después.

La película de Tarkovski fue acusada por el gobierno soviético de imprecisión histórica, ya que aunque el interés principal  del director era la obra del pintor, no podía dejar de reflejar el estado social ruso del siglo XV, una sociedad empobrecida, con un campesinado hambriento y sobre todo reflejando la persecución inclemente a los herejes por parte de la iglesia ortodoxa.

Un dato importante en relación con la película es que fue presentada por el gobierno soviético, (quien era el mayor inversor en el filme y en otras producciones artísticas de la época), en el festival de Cannes en el año de 1967, después de recortar algunas de las escenas que consideraban nocivas al gobierno o estado soviético. Fue retirada de dicho festival, por el mismo gobierno antes de su proyección oficial y proyectada el último día en un horario inusual (4 de la mañana), gracias a una copia ilegal que hizo uno de los miembros organizadores del festival y que circuló en Francia. Obtuvo el premio de la crítica internacional (FIPRESCI) en 1969 y fue proyectada oficialmente en Rusia en 1971, en una versión recortada de 101 minutos, cuando la versión original tenía 250 minutos.

 

*Artículo publicado en la Revista Alucine. Boyacá (Colombia). Julio de 2015.