jueves, 16 de septiembre de 2021

EL LOCO SIN OREJA*


En el cine encontramos varias referencias a la pintura, a los grandes pintores y a las más importantes obras. Sin embargo, podemos referirnos al cine como una obra pictórica, el director es en ultimas un retratista de espacios, de imágenes y personajes posibles desde su propia visión del mundo. El cine es una pintura en movimiento, de eso se dio cuenta, el también pintor, Akira Kurosawa en su película "SUEÑOS" (1990), en la que las imágenes plásticas juegan un papel muy importante en su desarrollo. En esta película, hay una parte dedicada al personaje principal de este artículo, Vincent Van Gogh.

La vida de Van Gogh es apasionante tanto como su obra. Un pintor entregado a su trabajo, en el cual no se conformó con las formas sencillas sino que intentó revelar lo que a simple vista se escapa al ojo humano, consiguiéndolo de forma admirable. Muchos de sus cuadros reflejan el dolor de las gentes trabajadoras, del hombre normal que intenta sobrevivir, pero además reflejan la esperanza. Sus cuadros muestran, también, el movimiento de las cosas que parecen quietas y la quietud de lo movible.

En "SUEÑOS", durante una exposición, un estudiante de arte se sumerge en los cuadros de Van Gogh, en la búsqueda del pintor, haciendo un recorrido en parte de la obra, enfocándose principalmente  en "Campo de grano con cuervos", una de las últimas pinturas que realizó, y que era además un vaticinio de su muerte.

En "VINCENT Y THEO" (1990), (una miniserie española que duro cuatro horas y cuya versión para el cine dura 134 minutos), Robert Altman, nos presenta en las primeras escenas cómo el arte de Van Gogh ha adquirido valores astronómicos en la actualidad, encontrándose muchos de sus cuadros entre los cien más costosos del mundo; esta presentación va contrastada con el estado de miseria en que vivió y que sólo fue mitigado, en parte,  por la colaboración económica que durante muchos años le prestó su hermano Theo con quien mantuvo una relación muy estrecha. Dicha relación está expresada en las numerosas cartas que Vincent le envió desde los diferentes lugares en que habitó, y que de cierta manera, han permitido reconstruir la vida del pintor y reconocer cuales obras son realmente de él. En esta correspondencia Vincent hablaba de sus pinturas, de la técnica empleada y de sus proyectos, pero también expresaba sus sentimientos y su forma de comprender el mundo.

Theo era un vendedor de arte, administraba una galería en la cual intentó vender los cuadros de Vincent, con pésimos resultados. La única obra que el pintor logró vender en vida fue "El viñedo rojo", la cual muestra a un grupo de trabajadores una tarde de otoño en el proceso de recolección de la fruta para hacer el vino; en la obra se puede destacar el manejo de la luz, elemento que para Van Gogh era indispensable en el momento de pintar; además, representa el trabajo fuerte, elemento que se puede destacar teniendo en cuenta que los trazos de los vendimiadores son más oscuros que los del resto de la composición.

Uno de los momentos de la vida de Van Gogh que ha despertado gran controversia entre sus biógrafos es en el cual se cortó la oreja izquierda. Hay quienes aseguran que sólo fue una parte, otros que se la cortó completamente; algunos dicen que se la dio (como un objeto muy preciado) a una prostituta de la que estaba enamorado,  otros que se la dio a Paul Gaugin, pintor con el que convivió una corta temporada en Arles (sur de Francia), como un gesto de que la amistad que tenían era más importante que  su propio cuerpo, y que este suceso ocurrió en medio de una riña entre los dos pintores; incluso, hay quienes afirman que fue el mismo Gaugin quien se la cortó.

Sobre Vincent Van Gogh se ha realizado una gran filmografía, desde cortometrajes, documentales y largometrajes. Sin embargo, cabe destacar una película en particular, "EL LOCO DEL PELO ROJO" (1956), dirigida por Vicente Minnelli, basada en una novela de Irving  Stone, escritor norteamericano de novelas biográficas.

"EL LOCO DEL PELO ROJO" presenta a Van Gogh desde su lado más humano, un hombre cuyas pasiones llevaba al límite, comprometido con sus proyectos y con la humanidad, la misma que intentó reflejar en sus cuadros; muestra la relación con su hermano, con otros pintores de la época (principalmente con Gaugin), con las mujeres que pasaron por su vida y con su obra; por otro lado, refleja la carga psicológica, su enfermedad, los tormentos padecidos por su forma de ver el mundo, un mundo que hoy lo reconoce como un gran artista, pero que siempre le dio la espalda, lo tildó de loco, lo apartó y lo llevó irremediablemente al suicidio.


Artículo publicado en la Revista Alucine. Boyacá (Colombia). Octubre de 2015.

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