En
el cine encontramos varias referencias a la pintura, a los grandes pintores y a
las más importantes obras. Sin embargo, podemos referirnos al cine como una obra
pictórica, el director es en ultimas un retratista de espacios, de imágenes y
personajes posibles desde su propia visión del mundo. El cine es una pintura en
movimiento, de eso se dio cuenta, el también pintor, Akira Kurosawa en su
película "SUEÑOS" (1990),
en la que las imágenes plásticas juegan un papel muy importante en su
desarrollo. En esta película, hay una parte dedicada al personaje principal de
este artículo, Vincent Van Gogh.
La
vida de Van Gogh es apasionante tanto como su obra. Un pintor entregado a su
trabajo, en el cual no se conformó con las formas sencillas sino que intentó
revelar lo que a simple vista se escapa al ojo humano, consiguiéndolo de forma
admirable. Muchos de sus cuadros reflejan el dolor de las gentes trabajadoras,
del hombre normal que intenta sobrevivir, pero además reflejan la esperanza.
Sus cuadros muestran, también, el movimiento de las cosas que parecen quietas y
la quietud de lo movible.
En
"SUEÑOS", durante una
exposición, un estudiante de arte se sumerge en los cuadros de Van Gogh, en la
búsqueda del pintor, haciendo un recorrido en parte de la obra, enfocándose
principalmente en "Campo de grano
con cuervos", una de las últimas pinturas que realizó, y que era además un
vaticinio de su muerte.
En
"VINCENT Y THEO" (1990),
(una miniserie española que duro cuatro horas y cuya versión para el cine dura
134 minutos), Robert Altman, nos presenta en las primeras escenas cómo el arte
de Van Gogh ha adquirido valores astronómicos en la actualidad, encontrándose
muchos de sus cuadros entre los cien más costosos del mundo; esta presentación
va contrastada con el estado de miseria en que vivió y que sólo fue mitigado,
en parte, por la colaboración económica
que durante muchos años le prestó su hermano Theo con quien mantuvo una
relación muy estrecha. Dicha relación está expresada en las numerosas cartas
que Vincent le envió desde los diferentes lugares en que habitó, y que de
cierta manera, han permitido reconstruir la vida del pintor y reconocer cuales
obras son realmente de él. En esta correspondencia Vincent hablaba de sus
pinturas, de la técnica empleada y de sus proyectos, pero también expresaba sus
sentimientos y su forma de comprender el mundo.
Theo
era un vendedor de arte, administraba una galería en la cual intentó vender los
cuadros de Vincent, con pésimos resultados. La única obra que el pintor logró
vender en vida fue "El viñedo rojo", la cual muestra a un grupo de
trabajadores una tarde de otoño en el proceso de recolección de la fruta para
hacer el vino; en la obra se puede destacar el manejo de la luz, elemento que
para Van Gogh era indispensable en el momento de pintar; además, representa el
trabajo fuerte, elemento que se puede destacar teniendo en cuenta que los
trazos de los vendimiadores son más oscuros que los del resto de la
composición.
Uno
de los momentos de la vida de Van Gogh que ha despertado gran controversia
entre sus biógrafos es en el cual se cortó la oreja izquierda. Hay quienes
aseguran que sólo fue una parte, otros que se la cortó completamente; algunos
dicen que se la dio (como un objeto muy preciado) a una prostituta de la que
estaba enamorado, otros que se la dio a
Paul Gaugin, pintor con el que convivió una corta temporada en Arles (sur de
Francia), como un gesto de que la amistad que tenían era más importante que su propio cuerpo, y que este suceso ocurrió en
medio de una riña entre los dos pintores; incluso, hay quienes afirman que fue
el mismo Gaugin quien se la cortó.
Sobre
Vincent Van Gogh se ha realizado una gran filmografía, desde cortometrajes,
documentales y largometrajes. Sin embargo, cabe destacar una película en
particular, "EL LOCO DEL PELO ROJO"
(1956), dirigida por Vicente Minnelli, basada en una novela de Irving Stone, escritor norteamericano de novelas
biográficas.
"EL LOCO DEL PELO ROJO" presenta a
Van Gogh desde su lado más humano, un hombre cuyas pasiones llevaba al límite,
comprometido con sus proyectos y con la humanidad, la misma que intentó
reflejar en sus cuadros; muestra la relación con su hermano, con otros pintores
de la época (principalmente con Gaugin), con las mujeres que pasaron por su
vida y con su obra; por otro lado, refleja la carga psicológica, su enfermedad,
los tormentos padecidos por su forma de ver el mundo, un mundo que hoy lo
reconoce como un gran artista, pero que siempre le dio la espalda, lo tildó de
loco, lo apartó y lo llevó irremediablemente al suicidio.
Artículo publicado en la
Revista Alucine. Boyacá (Colombia). Octubre de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario